"¡El mejor sexo de mi vida, RealDoll es mejor que una mujer de verdad!"

  • Por:karen-millen

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08/2022

—Pensé: “Vaya, ¡qué bien me lo pasaría con algo así!” —rememora—. Es que me encantan las mujeres.

Mills conoció a su primera esposa en la Polonia comunista de 1984, mediante un catálogo por correo de mujeres que buscaban marido, y estuvo 18 años con ella, hasta que conoció a la siguiente por Internet. Este último matrimonio terminó justo antes de que a ella la detuviera el FBI por un delito de guante blanco. Desde entonces, Mills ha evitado las relaciones. Calcula que, de las aproximadamente 180 mujeres con las que se ha acostado, algo más de la mitad eran prostitutas. Pero estos últimos años el oficio de meretriz ha ido en declive en Huntington, de modo que Mills pensó que quizá una RealDoll lo podía sacar del apuro. Pidió una modelo RealDoll2 de “Cuerpo A” y la bautizó Taffy, el mismo día en que mandó un cheque de 7.149 dólares [unos 6.600 euros] a una fábrica de San Marcos, en California, llamada Abyss Creations. Tres meses después le llegó una caja en forma de ataúd. Emocionado, la abrió, rasgó el plástico y soltó un grito. La muñeca lo miraba a los ojos. Mills se excitó.

No se observa ningún distintivo en el exterior de Abyss Creations, que se sitúa al final de una solitaria vía de servicio de una autopista del norte de San Diego. Annette Blair se encuentra en la entrada. Es la gerente de ventas, una mujer alegre y de curvas generosas, que enseguida cierra la puerta para que no se cuelen mirones, especialmente adolescentes, a quienes les gusta espiar el interior.

Al acceder al recinto, una de las primeras cosas que se ven son las estructuras de metal de un rostro y unas rastas enroscadas y formadas por tubos de metal, semejantes al cabello de la Medusa, creadas para una película para adultos. Cuando se enchufa, esa muñeca fantástica y futurista se enciende como si fuera un pinball cuyas entrañas dan vueltas. Sus circuitos electrónicos expuestos excitan sexualmente a los fetichistas del sexo con robots, según confirma la gerente, pero este objeto solo es una obra de arte. Al margen de los pechos, la muñeca no puede cumplir su cometido, a diferencia de lo que les sucede a dos rubias esculturales que parecen de otro mundo y que dan la impresión de estar escudriñándonos o atravesándonos con la mirada.

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