La ropa reutilizada se pone de moda en Córdoba con un defile para concienciar sobre la sostenibilidad

La ropa reutilizada está de moda o, al menos, eso se pretende en Córdoba, porque "hay que concienciar a la sociedad de la importancia que tiene dar una segunda vida a las prendas y ser más sostenibles con el medio ambiente" ha dicho la teniente de alcalde y presidenta de Sadeco, Isabel Albás, durante la presentación de Reusemed, un proyecto que se viene realizando por Europa y que se enmarca dentro de las estrategias sostenibles, que tan de moda están también en los discursos de los políticos.

Con la ayuda de la la academia de diseño, La Mariposa de Hilo, el Ayuntamiento de Córdoba ha desplegado este domingo en los jardines del Duque de Rivas, un desfile de ropa de segunda vida, donada por asociaciones como Madre Coraje, Cáritas o Sonrisa de Lunares y que los alumnos de la escuela que dirige la diseñadora Lola Espinosa, se han encargado de seleccionar para posteriormente poder actualizarla a las tendencias actuales y convertir en fashion.

Albás ha querido dejar clara la diferencia entre el reciclaje, que debe ser el "último eslabón de la cadena", y la reutilización de la ropa que debe ser "el primer paso" que dar cuando intentemos deshacernos de una prenda, porque "así seremos más respetuosos con el medioambiente". En este sentido, ha apelado a la solidaridad de los ciudadanos para que no se salten este paso -de reutilizar-, y ojalá se cierre el círculo de lo que esta campaña tiene como objetivos: concienciar y dar a conocer a los cordobeses la oportunidad que ofrecen estas asociaciones que comercializan ropa de segunda mano.

Asimismo, la actual presidenta de Sadeco, ha declarado que se trata de la primera edición de esta iniciativa que desde el Consistorio han denominado Prenda-2, un juego de palabras entre la "prenda" de ropa y el "2", que hace referencia a la segunda vida, y, por lo tanto, no se descarta que se lleven a cabo más actuaciones en este sentido.

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El desfile ha comenzado con un primer pase de modelos, 10 de ellas pertenecientes a la Academia Langa y cinco voluntarias, precedido por una actuación de baile de la misma escuela que ha ido apareciendo una y otra vez en el escenario. Según ha confirmado Lola Espinosa, han sido 14 mujeres y un hombre, de todas las edades, los alumnos diseñadores que se han encargado de customizar las prendas convirtiéndolas en otras nuevas. Posteriormente, se ha realizado un segundo pase de modelos que ha dado por concluido el desfile a la espera del veredicto del jurado que tenía la tarea de establecer un podium de tres.

El jurado ha declarado a este periódico que en su decisión ha primado la creatividad de los diseñadores a la hora de reutilizar y confeccionar algo totalmente diferente a la prenda original. Así, el primer puesto ha sido para Ángeles Pérez que ha entendido mejor el concepto valorado por las juezas; el segundo, para Francisco Jesús, que ha convertido un traje de chaqueta en un vestido; y el tercer premio para Elena García que ha basado su construcción en el movimiento hippie.

La labor de las asociaciones

Sonrisa de Lunares, es una asociación cordobesa dedicada a los niños que se encuentran en paliativos pediátricos en la segunda planta del Hospital Reina Sofía, y que según los datos que ha aportado su presidente, Luis Rodríguez, durante el último año han asistido gratuitamente, en servicios de logopeda, psicólogos y fisioterapeutas, a más de 1.200 familias. Reciben donaciones de ropa de segunda mano que ponen a la venta "para pagar a estos profesionales" afirma Rodríguez. Les llega de todo: calzado, ropa de bebé, trajes de fiesta y hasta vestidos de novia nuevos. Con la pandemia "ha bajado el nivel de voluntarios y la gente ha sido más reacia a comprar esta ropa de segunda mano", cuenta el presidente de esta asociación.

Madre Coraje es otra de las asociaciones reconocidas que recibe donaciones de ropa y que vende a módicos precios en su mercadillo, para darle una segunda vida a estas prendas. "Si están muy deterioradas las mandamos a empresas de reciclaje", dice David Belmonte, técnico de organización de esta asociación que trata de concienciar sobre lo que ellos llaman "el buen vivir", una nostalgia del modus operandi de los ochenta, "cuando nos pasábamos la ropa entre primos y hermanos". Los armarios están llenos de "cosas que no nos ponemos", opina Belmonte.