5 looks que demuestran que vestir de beige no es ni clásico ni aburrido

Con los colores neutros, véanse el blanco, el negro y especialmente el beige, sucede algo muy parecido a lo que pasa con la combinación de vaqueros y camiseta blanca: que de tan infalibles se dan por supuestos y terminan relegados a emergencias, entendidas estas como esos días en los que no se da con el look por mucho que se intente. Ni fórmulas conocidas con las que ya se ha experimentado ni nada que se le parezca: esos días lo único que parece tener sentido es recurrir a un total look en negro o a la combinación de ambos, en un dúo cromático que, además suma elegancia. Si el beige entra en acción, el efecto parece multiplicarse: ha formado durante tanto tiempo parte del abanico de opciones de las chicas clásicas que se había abandonado por considerarse aburrido. Lo que ha terminado sucediendo es historia conocida para las avezadas en materia de tendencias, esto es, que las pijas se han quitado el sambenito de predecibles para convertirse en el termómetro de lo cool. Así que resulta más que lógico encontrarse con looks que refuerzan esta teoría: vestirse por completo de beige ya no es ni clásico ni aburrido, sino una estrategia para conseguir un estilismo redondo casi sin esfuerzo.

El beige en formato básico

Es el camino más obvio, pero no por ello hay que menospreciarlo, especialmente cuando hay cierta tendencia a lo oversize en el conjunto (suma de interés automática): los pantalones de tiro alto y los jerséis un tanto holgados son dos piezas que, con ligeras variaciones en la intensidad del beige, sientan fenomenal juntas. ¿El remate? Toques en blanco puro, como Jeanette Madsen.

El beige en formato masculino

Jo Ellison es una de las mujeres de la industria de la moda que más y mejor ha reinterpretado el conocido estilo masculino. Gracias a proporciones monumentales y comedidas al mismo tiempo y querencia por la ausencia de adorno, la directora de moda de Financial Times ha creado un uniforme útil y magnético que nunca le falla, ni siquiera cuando el protagonista es este tono mal catalogado como plano. Y sí, el truco de variar la saturación y matiz del beige vuelve a mostrarse efectivo.

El beige en formato sexy

Si Ellison es la abanderada de lo masculino, Christine Centenera, directora de moda de Vogue Australia, es la de la sensualidad en clave sartorial. Es raro verla sin un blazer y sin unos zapatos de tacón, y cuando ambas piezas se unen, se puede asegurar sin asomo de duda que se está contemplando un look que será fotografiado en street style. Inspirarse en ella es ahora especialmente fácil: las americanas con hombreras y largas en color beige pueblan los escaparates con la intención de acompañar a los vaqueros, pero también de convertirse en un vestido.

El beige en formato deportivo

Los estilismos de Linda Tol pueden resultar eclécticos, pero si hay una tendencia que ha abrazado sin reservas (con permiso de las chaquetas oversize) es la del beige y la paleta de tonos naturales. En sus publicaciones de Instagram pueden verse pantalones armados, camisas y americanas, pero tampoco deberían olvidarse conjuntos tan epatantes como los que puede vertebrar un chándal. La clave, como ya se conocerá si se manejan los códigos del athleisure, son los accesorios.

El beige en formato clásico

Si es uno de los colores preferidos de las chicas clásicas, tenía que protagonizar necesariamente un look clásico. En su vertiente más clara y cercana al blanco, esta tonalidad es perfecta para t eñir vaqueros que ganan en sofisticación y para jerséis inmortales, cuyos compañeros perfectos son sandalias minimalistas y joyas que se muevan entre la línea de lo eterno y lo contundente.

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