Sybilla: la historia de una marca VEIN nº 15 Libre y Salvaje

  • Por:karen-millen

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02/2023

Consiguió renovar la silueta femenina y creó un estilo único en el que el minimalismo conceptual japonés se entremezclaba con “la femme fatale” de la moda francesa.

Vestido que confeccionó Sybilla para Blanca Lí y que luciría la bailarina en la fiesta de Louis Vuitton donde se conmemoraba el centenario del nacimiento del estampado Monogram.

Hace unos meses hablamos de la conferencia en la que tuvimos el placer de conocer un poco más a una mujer y diseñadora excepcional, Sybilla Sorondo. Su firma homónima y su delicada y vanguardista visión de lo que es la moda la llevaron a convertirse en uno de los nombres más famosos de la industria durante los años 80 y 90. A pesar, de haber tenido una carrera llena de altibajos, Sybilla consiguió crear una tercera vía en la historia de la moda. Su percepción, otorgaba mayor peso a la confección de las prendas, creando alternativas en la industria textil, que rompieron con todos los moldes establecidos. Así creó un estilo único, en el que el minimalismo conceptual japonés se entremezclaba con “la femme fatale” de la moda francesa.

La historia de Sybilla es de estas que cuando la escuchas – sobre todo contada por ella – quedas sorprendido y prendando por las mil y unas aventuras que tuvo que vivir desde que era muy joven. Nació en Nueva York en 1963, posteriormente se trasladó a Madrid cuando aún era muy pequeña. En ese instante empezó a confeccionar prendas inspirándose en la ropa que veía en otras tiendas y luego ella las reinventaba. A pesar de que nunca estudió moda, con 17 años se mudó a Paris para trabajar en el atelier de Yves Saint Laurent.

Tres años después -cuando tenía 20- presentó su primer desfile en Madrid. Desde muy joven se mantuvo siempre lejos de los focos, y en su debut como diseñadora no iba a ser diferente. Organizó un desfile semiprivado, en el que dejó a todo el público cautivado, presentando 40 modelos que gozaban de una originalidad exquisita. En esta presentación ya dejó clara su visión sobre lo que significaba la moda para ella: dotar de feminidad el cuerpo de las mujeres con prendas insólitas. Capas que se envolvía en el cuerpo de la mujer, piezas que se separaban, colores de la naturaleza. Y, además, las prendas estaban confeccionadas con materiales que había encontrado la propia Sybilla en tiendas vintage o mercadillos.

Coleccion 1988/89 fotografiado por Javier Vallhonrat

A pesar de ello, el nacimiento de la marca de Sybilla llegó un poco más tarde. Justamente cuando el empresario Rafa Boix le ofreció diseñar un par de colecciones de zapatos que cautivaron al público milanés y neoyorkino. El productor Alberto Guardione se hizo eco de este acontecimiento y decidió comenzar la producción industrial y distribución nacional de las prendas de Sybilla.

Sybilla: la historia de una marca VEIN nº 15 Libre y Salvaje

No solo Sybilla tenía gran sentido del gusto a la hora de crear las prendas, sino, también, a la hora de celebrar los desfiles. Cada vez iba puliendo un estilo más personal y carismático que la hacía única. Las superposiciones, los bordados, lo abalorios, la gama cromática de sus prendas, los accesorios excéntricos y música emocionante consiguieron posicionar sus desfiles como auténticos espectáculos. La marca Sybilla era suave, femenina y ultra personal, pero también mantenía un aire vanguardista.

Tres años después de su debut como diseñadora, abrió su boutique en Madrid. Además, durante esta época conoció a los fotógrafos que reflejarían a la perfección la visión de Sybilla: Javier Vallhonrat y Juan Gatti.

La fama de Sybilla despegó casi sin previo aviso y ganó numerosos clientes por todo el mundo. Por esto, la familia Zuccoli, propietaria de la fábrica que producía pret-á-porter a Jean Paul Gaultier, le ofrecen a la diseñadora una nueva licencia. Esto haría que su carrera llegara a otro nivel: numerosos desfiles en Milán y los mejores tejidos italianos.

Con tan solo 25 años, Sybilla está en boca de todo el mundo. Sus colecciones traspasan Europa llegando hasta el mercado japonés, su mayor apoyo en los años posteriores. En Tokio presenta la colección ‘Winter Airport’, una de las más icónicas de la firma. La colección es una parodia de la vida de la propia diseñadora. Vivía una época estresante, en la que viajaba continuamente, tenía siempre trabajo entre manos. Sesiones de fotos por aquí, sesiones de fotos por allá, unas cuantas entrevistas, pero poco descanso.

Javier Vallhonrat fotografía la colección ‘Winter Airport’

A pesar de esta agobiante vida, la diseñadora convertía cada desfile en una escena teatral donde celebrar la moda. No son los típicos desfiles que vemos donde las modelos andan medio cabreadas y a toda prisa por la pasarela. Los Desfiles Sybilla – si pudiera otorgarles nombre propio – eran auténticos espectáculos. Las modelos y las actrices andaban por la pasarela, actuaban e interaccionaban con el público.

Durante los siguientes años, la marca de Sybilla se posiciona como una de lujo y poco accesible. Sin embargo, en el mercado japonés era, al contrario. Por ello, abrió una tienda en la capital de Japón permitiéndole una producción más relajada, menos hostil y superficial. Cuando la diseñadora se queda embaraza de su primer hijo, toma la decisión de acabar con todos los contratos que tenía en Italia y centrarse en el mercado japonés. Comenzó a diseñar una línea de accesorios y de decoración llamada: Jocomomola.

Más tarde la diseñadora recibiría encargos bastante diferentes a lo que ella estaba haciendo. Su amiga y coreógrafa Blanca Lí, le propone hacer el vestuario del espectáculo que estaba montando por aquel entonces. Los vestidos “sonoros” que confeccionó participaban durante la coreografía en la creación de música. Poco después de esto, Sybilla comienza su línea de vestidos de novia. Y, en 1996, la prestigiosa firma Louis Vuitton – en ese momento andaba un poco mal de dinero – le piden a Sybilla y a otros diseñadores un trabajo de renovación de su marca. En este proyecto, tenían que utilizar el logotipo clásico de la casa. Sybilla da un giro de ochenta grados a esto y lo lleva a su terreno, creando la icónica ‘mochila-paragüas’.

La ‘mochila-paragüas’ que diseño Sybilla para el centenario de Louis Vuitton

Ese mismo año, la diseñadora crea para Blanca Lí uno de los vestidos más recordados de toda su carrera. Un vestido negro largo que representa los estereotipos españoles mediante cut-outs en la parte del pecho: el toro, la religión, el son y el sexo. Un año más tarde, en 1997, la marca crea Sybilla night. Una línea dedicada completamente a trajes de noche.

El último desfile que celebró y con el que decidió retirarse temporalmente de la moda, fue un momento inolvidable, tanto para ella, como para el público. Su tienda se transformó en una feria de pueblo. Con juegos típicos de feria en los que podías conseguir productos de la firma, las modelos encima de un escenario mostrando la colección y encima de los espectadores trapecistas con los vestidos de Sybilla night. Posteriormente, Sybilla regresó a la confección, sin embargo, ella vió que la moda se había convertido en algo frío y superficial. Por ello, la diseñadora cerró para siempre su boutique en 2018.

Sybilla dedicaba horas y horas a crear patronajes imposibles con los que las mujeres se sintieran a gusto. Creía en un trabajo minucioso, lento, donde la sastrería tomara el papel principal y en un oficio que se hiciera realmente con pasión por la moda, como lo tenía Sybilla.

Fotografiado por Ouka Leele en 1985
Publicidad de Sybilla 2002
Rossy de Palma de Sybilla Night
Sybilla Night 2001
Sybilla colección otoño/invierno 2015-16

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  • la ropa del desfile de modas es completamente nueva

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